Después de mucho moverse, finalmente consiguió reunirse con el secretario de uno de los integrantes de la Consellería de Turisme, el equivalente balear del ministerio de turismo. El secretario, un joven ambicioso llamado Marcos, al principio le miró con cierto recelo, como si esperase que llevara un micro o una cámara oculta y que le fuera a ofrecer algo ilegal. Marcos no tenía miedo a que les pasaran esas pruebas a la fiscalía, sino que se deslizaran a la prensa, al fin y al cabo, los jueces hacían lo que ellos decían.
-¿Qué es lo que desea? –le pregunto mientras sorbía de una copa de agua y seguía estudiando a Pep.
Pep sonrió. Era natural que esta gente, ambiciosa, fuera con pies de plomo, así que trató de ser lo más amable posible, demostrando su buena fe y que no tenía nada que temer de él.
-Quiero revitalizar el turismo en Mallorca –dijo sonriendo mientras estudiaba la carta del restaurante donde se habían citado.
-Buena suerte con ello –dijo sarcásticamente Marcos-. No es usted el primero que lo ha intentado, y nadie hasta el momento ha tenido éxito. Y espero que su idea no sea la de crear un zoo de zombies dado que esa idea ya se ha propuesto… y aceptado.
Lo último lo dijo con cierto disgusto. Seguramente porque no era idea suya más que por usar a los zombies como atracción turística.
-No, nada tan… bueno… no sabría cómo calificar esa idea –dijo a modo de disculpa Pep para no pillarse las manos-. Mi idea es otra, aunque también implica usar a los zombies en cierta manera.
Cuando llegó el camarero ambos se quedaron en silencio y sólo hablaron para pedir su comida. Una vez se hubo marchado el camarero Pep continuó hablando.
-Como ya sabrá uno de los problemas de esta isla con respecto al turismo es que no podemos asegurar la protección de la gente adecuadamente –antes de que Marcos pudiera rectificarle le hizo un gesto pidiéndole paciencia y siguió hablando-. Es cierto que tanto el gobierno central como el autonómico han hecho todo lo posible para asegurar la isla, además han estacionado varias unidades del ejército para dar sensación de seguridad, pero seguimos estando en una isla de la que no podemos escapar si se vuelve a repetir el ‘problema’.
>>Mi proyecto implica darle la seguridad que les falta a los turistas. Proclamar una ley que obligue a todos los establecimientos hoteleros a seguir unas medidas de protección anti-zombie. Como tener un refugio adecuadamente preparado para que sus clientes sobrevivan al menos una semana sin problemas, y que obligue a contratar a un cuerpo especial de seguridad para dar más la sensación de protección.
Marcos se le quedó mirando.
-¿Y qué quiere usted a cambio? Preguntó mientras seguía estudiando con la mirada a Pep.
-Nada realmente –sonrió Pep ante la mirada suspicaz de Marcos al escuchar la contestación.
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