Jornada 11. El final del principio III (VII)


-¿Cómo ha entrado? –preguntó Mara mientras se recostaba en su catre.

-Realmente no le preocupa lo más mínimo lo que le pase –insistió Sam.

-¿Qué quiere que le diga? –preguntó algo molesta Mara-, ¿que estoy metida en medio de una conspiración mundial y que por saber de su existencia mi vida corre peligro? ¿Que el grupo con el que estaba tiene un traidor en sus filas y no puedo avisarles? ¿Es eso lo que quiere escuchar? ¿Que me siento impotente estando aquí encerrada? Pues prefiero tomármelo con filosofía y no tratar de pensar en ello.

-Respondiendo a su pregunta –dijo Sam-, me he colado aprovechando el cambio de guardia nocturno. Como ya le he dicho estuve en el ejército y sé cómo funcionan esas guardias.

-Muchos problemas se ha tomado para venir a verme –señaló Mara-, y me temo que la verdad que busca no la encontrará. Más que nada porque eso de la verdad está sobrevalorado y es subjetivo.

-¿Nunca le han dicho que habla demasiado para no decir nada? –preguntó Sam, que comenzaba a estar molesta con la actitud de la prisionera y notaba como estaba a punto de perder la paciencia.

-Sí, pero como es mi modo de relajarme y de meterme con la gente… tendrá que sufrirlo si quiere obtener respuestas.

-¿Qué sabe de los zombies que atacaron la base militar? –preguntó Sam respirando hondo.

-Que posiblemente fuera culpa mía –dijo Mara lentamente-. Un grupo de mercenarios, o soldados de fortuna, o cazarrecompensas, o lo que fueran, me querían muerta, y parece que para tener un campo de caza tranquilo decidieron echar a todos los zombies posibles de la ciudad, para que no interfirieran. Y parece que acabaron aquí.

-¿Y por qué querían matarla? –volvió a preguntar Sam.

-Digamos que en mi última misión vi y escuché más de la cuenta sobre los zombies y que soy un cabo suelto.

-Así que mi amigo murió por su culpa –dijo Sam con voz acusadora.

-Podría decirse que en cierta manera, sí.

-¿Y qué fue lo que vio y escuchó que provocó esta reacción? –continuó preguntando Sam.

-Digamos que gente poderosa estaba jugando con zombies antes de que el público general supiera lo que estaba pasando.

-Así que no se volvió loca y ordenó a su personal disparar contra civiles indiscriminadamente, para luego ordenar bombardear la ciudad con la excusa de que estaba llena de zombies para deshacerse de las pruebas.

-Efectivamente –dijo Mara recostándose-. Aparte, que no tiene lógica alguna… para la gente que ha servido en el ejército. Cualquier soldado sabe que sería una orden ilegal y no la obedecería. Y Ahora, ¿a qué viene tanta pregunta? Porque no creo que sea sólo por tu amigo.

-Mi novio era oficial de policía en esa ciudad –dijo con tono tenebroso Sam.