Jornada 10. El final del principio II (XVIII)


Sam estaba desbordada. Al igual que los soldados. Los civiles eran intratables y no escuchaban a nadie. Había sido aparecer los primeros zombies y las personas se habían convertido en una masa aterrada con la que no se podía entrar en razón, algo que a su modo le recordaba a los zombies.

Trató de coordinar a los soldados de manera que la mayoría se encargara de disparar a los zombies que entraban por el agujero de la pared mientras un pequeño grupo trataba de acabar con los zombies que habían entrado disparados por las ventanas. La mayoría no eran un problema físicamente dado que el vuelo y el aterrizaje les había destrozado las piernas o les había partido en dos… sino habían sido afectados antes por la explosión. Pero la gente no era consciente de ello. Sólo veían zombies, un peligro. No eran capaces de ver que eran casi inofensivos, incapaces apenas de moverse.

Los soldados acabaron sistemáticamente con esos zombies pero la gente seguía sin calmarse. Constantemente miraban al agujero por el que los zombies iban entrando cada vez en más número y veían que las colas en las escaleras no avanzaban por lo que se ponían a dar empujones gritando histéricamente.

Afortunadamente los soldados se mantenían firmes y no dejaban de disparar a los zombies que entraban lo que estaba provocando un efecto montaña… otra vez, sólo que esta vez hacía que los zombies tuvieran más dificultades para entrar, dado que además de empujarse entre ellos como los vivos del interior, se veían obstaculizados por los cadáveres de los zombies que habían entrado antes que ellos y que comenzaban a apilarse.

Sam indicó al grupo de soldados que había acabado con los zombies del interior que se ocuparan de tratar de poner un poco de orden entre la gente para que subieran las escaleras poco a poco y ordenadamente. Con suerte la presencia de los soldados calmaría un poco los ánimos aunque por desgracia no las muertes. Pudo observar varias personas que habían sido aplastadas por el gentío o que habían sido pisadas y dejabas sin vida sin miramientos. La naturaleza humana era así de cruel. Los soldados se centraron en proteger a los más ancianos, las mujeres y los niños, las personas más incapaces de protegerse.

Y cuando comenzaron a golpear a la gente más fuerte que querían pasar por encima de los demás las personas parecieron recuperar las funciones principales de sus cerebros y su comportamiento pasó a ser más tranquilo y civilizado con lo que rápidamente la planta baja comenzó a vaciarse de gente viva.

Apenas quedaban ya personas y Sam dio la orden a los soldados de comenzar a retirarse hacia las escaleras mientras indicaba a otros soldados que colocaran explosivos en las mismas.

Los zombies habían derribado su propia muralla de muertos a base de empujar y de nuevo comenzaban a entrar en gran número.