Pero en un par de minutos los primeros zombies que habían recibido las descargas se cayeron al suelo como si hubieran sido fulminados.
-Parece que funciona –dijo el general con un ápice de esperanza en su voz.
-La electricidad debe de estar cortocircuitando sus cerebros –dijo Henry-, pero no creo que podamos mantener mucho tiempo ese voltaje. Más temprano que tarde el generador se quemará y dejará de funcionar.
-Pues tendremos que ayudarle. ¡Fuego a discreción!
Los soldados comenzaron a disparar sobre los zombies.
Las cabezas de los zombies comenzaron a explotar y los cuerpos comenzaron a acumularse al pié de la verja principal. La mayoría de disparos iban dando en su blanco y los soldados no dejaban de disparar, cada uno a su ritmo, pero sin descanso. Los soldados cambiaban los cargadores mientras sus compañeros seguían disparando.
Los casquillos se iban acumulando a sus píes en una cantidad que Henry nunca había visto. Y seguramente tampoco el general. Pero por más zombies que dejaran sin cabeza éstos no parecían cejar en su empeño y otro problema se estaba comenzando a formar. Los zombies continuaban avanzando pisando a los caídos, haciendo más difícil que los defensores pudieran disparar a gusto, cada vez que aparecía un zombie le disparaban, pero cada vez que caía un zombie otro pasaba por encima, y poco a poco se iba formando una especie de rampa a los pies de la verja hasta que el primer zombie cayó al suelo en el interior de la base.
Los zombies estaban dentro.