La capitana Grumpy tuvo que volver a entrar en la tienda rápidamente para impedir quedar cegada por la nube de polvo. Durante los siguientes minutos las paredes de la tienda temblaron ante el acoso del polvo que parecía querer derribarla o en su defecto, ocupar su espacio.
El teniente encargado de las comunicaciones se acercó a ella.
-En cuanto la nube de polvo se asiente los soldados empezarán las tareas de desescombro, aunque según el jefe de ingenieros… no prevé encontrar a nadie con vida.
La militar asintió.
-Que evacuen el resto de edificios. Nos vamos de este maldito lugar.
El teniente no le indicó que ya había dado la orden. Él tampoco se sentía del todo bien, la mayor parte de gente que conocía de la unidad se encontraba en la tienda pero… no quería pensar en lo que pasaría de perder a alguien bajo su mando.
Finalmente las paredes de la tienda dejaron de temblar. Uno de los soldados sacó la cabeza tentativamente para comprobar cómo estaba fuera.
-La nube de polvo casi ha desaparecido –Anunció.
La capitana Grumpy se apresuró a salir de la tienda y a acercarse al edificio que se había derrumbado. Ya había un grupo numeroso de soldados sobre los escombros que los estaban retirando poco a poco, esperando escuchar alguna petición de auxilio de entre los mismos.
Pasaron los minutos sin que se escuchara ningún grito de ayuda. La capitana Grumpy los dio por perdidos. Pero no ordenó a sus hombres que dejaran la tarea. No hasta que tuvieran que irse de ese maldito lugar.
Un policía militar se acercó corriendo a la militar.
-El doctor ha desaparecido. Hemos encontrado el cadáver del soldado que le vigilaba. Le ha cortado el cuello.
La mirada de disgusto de la capitana era evidente. Indicó al soldado que podía retirarse mientras en su cabeza bullía una culpa inmensa por no haber sucumbido a la tentación y haberle metido una bala en la cabeza al maldito científico. Y ahora tenía otro muerto sobre sus espaldas por sus escrúpulos.
Comenzaron a escucharse disparos de las calles cercanas. La capitana Grumpy se comunicó con su radio con el centro de comunicaciones.
-¿Qué está pasando?
-Al parecer la explosión ha llamado la atención de los zombies de la zona y están saliendo de los edificios cercanos y se aproximan hacia aquí.
Se acababa el tiempo.
Miró a los soldados que había parado sus tareas de desescombro. La capitana Grumpy los miró con tristeza.
-Dejadlo. Nos retiramos. Cojan las armas. Regresaremos más adelante a por nuestros compañeros caídos.
Sabía que si lo que el doctor había dicho era cierto lo que acababa de decir era una mentira. Pero no quería más muertes inútiles sobre su conciencia.
-Que las unidades preparen un corredor de salida a través del sector 2. Deprisa.
Miró al cielo buscando una señal de que todo iba a acabar bien. Las nubes se habían retirado y el sol la cegó durante unos instantes. Tan buen tiempo arriba y tanta muerte abajo.
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