-La alcaldesa se mostró muy enfadada cuando le conté lo que sabía -continuaba contando el doctor su particular relato-, y me amenazó con matarme. Después estuvimos discutiendo sobre lo siguiente que hacer. Pero no parecía escucharme, parece que le ha tocado la moral, capitana.
La capitana Grumpy escuchaba con atención el relato del doctor, ¿cuánto era verdad? ¿Cuánto era mentira? No había manera de saber si el puñetero doctor se lo estaba inventando todo.
-Así que cogió un teléfono vía satélite que tenía en uno de los cajones y ordenó acabar con el experimento -seguía diciendo el doctor.
-¿Cómo? -preguntó la militar recordando que la vez anterior no había tenido una respuesta a su pregunta.
-Va a arrasar la ciudad -respondió entre apenado y atemorizado el doctor-, llamó a sus contactos y les indicó que era imperativo. Parecía histérica, creo que usted le ha hecho perder la paciencia.
-Pero, ¿cómo lo hará? -insistió la capitana Grumpy.
-Bueno, no lo sé exactamente -dijo vagamente el doctor-, creo que tiene algo que ver con plasma termita, o fósforo blanco, es usted la militar, yo no tengo mucha idea de esas cosas. Pero creo que la idea es cargarlo en misiles y lanzarlo sobre la ciudad para que las llamas lo devoren todo.
Los ojos de la militar se abrieron como platos.
-¿Termita? ¿fósforo blanco?
-Bueno, supongo -respondió el doctor, si para usted quiere decir algo…
-Explosivos que arden a tales temperaturas que hacen que pueda derretirse el metal -dijo la militar sombría-. El ‘willie peter’ hace arder lo que toca, tela, combustible, munición… mientras que la termita… bueno, el agua no puede con ella, de hecho si la toca provoca una explosión que hace que se expanda más todavía… ya se usaban en la Segunda Guerra Mundial para incendiar ciudades… pero lo que está diciendo…
-Haría desaparecer la ciudad y todo lo que esté en ella -acabó la frase el doctor-, tengo que reconocer que es un buen método de control de población zombie.
-¿Y dónde se ha metido el alcalde? -preguntó la militar mirando a su alrededor-, seguramente la pueda convencer para que revoque la orden.
-Está escondida en su bunker -respondió el doctor casi con una sonrisa. Antes de que nadie pudiera preguntarle él siguió hablando-. Sí, supongo que se estará preguntando qué hace un bunker en la alcaldía. Bueno, resulta que cuando la Segunda Guerra Mundial la ciudad sufrió bombardeos y el edificio original fue destruido, se usaron los cimientos para crear un refugio anti-aéreo. Luego vino la Guerra Fría y se aprovechó el refugio para construir un bunker y encima el nuevo ayuntamiento. Con los años se ha ido modernizando y ahora es algo así como una habitación del pánico. Aislada de todo, con su propia energía, sus reservas de aire, agua y comida… Bueno, ya se lo puede imaginar. Así que me temo que no podrá obligarla a nada que no sea morirse de aburrimiento.
-¿Cuándo llevarán a cabo el ataque? -preguntó rápidamente la capitana Grumpy mirando su reloj.
-Parece que tenían ciertos problemas para prepararlo todo -respondió vagamente el doctor-. Creo que dijeron que necesitaban cierto tiempo para preparar el avión, su carga y los permisos de vuelo para encubrir la acción. Entre doce y veinticuatro horas si no escuché mal.