Jornada 7. Ella. “El fin de los días Parte III” (XXV) Por JD


La capitana Grumpy torció el gesto.
-Me parece que no lo entiende. No es una sugerencia. Es una orden. Quiero esos edificios derribados y que formen una barrera natural alrededor nuestra.

El zapador suspiró.
-Y yo quiero la paz en el mundo -dijo por lo bajo, para luego, con un tono de voz más normal, responder-. Me parece que usted no me entiende, me niego a cumplir esa orden porque sería perjudicial para mi equipo, para usted y el resto de la compañía, para los civiles… las explosiones son algo muy peligroso. Repito que no es como en las películas que se colocan un par de cargas a lo loco y se hacen estallar. Se necesita estudiar el edificio, su estructura, el terreno circundante, el terreno sobre el que se encuentra, los materiales de construcción… hay demasiadas variables a tener en cuenta.

La militar parecía estar perdiendo la paciencia.
-Pues haga todo eso lo más deprisa que pueda, recurra a tanto personal como necesite. Pero quiero esos edificios derribados o una alternativa válida.

-¿Y puedo preguntar cuál es el motivo de tanta urgencia? -preguntó el zapador.

-Sí -respondió secamente la capitana Grumpy.

Ambos se quedaron mirándose fijamente sin decir nada durante unos segundos. Finalmente el zapador rompió el silencio.
-¿Y bien? ¿Cuál es el motivo para tanta urgencia?

-Acompáñeme -respondió la militar señalando la tienda de comunicaciones-. Bueno, ¿qué necesita para que se cumplan mis órdenes lo más rápido posible?

-Mucho personal -respondió el zapador mientras se encaminaban hacia la tienda-, asegurarnos que el edificio está vacío, que no contiene materiales peligrosos, rezar para que los aislamientos no sean contaminantes, y quitar todos los cristales de las ventanas. Eso como mínimo.

La capitana asintió.
-Lo de los cristales no será un problema, crearemos un cordón de seguridad alrededor de los edificios y los romperemos uno por uno o a disparo limpio, del resto se ocupará el capellán.

Ambos entraron en la tienda donde el teniente les estaba esperando.
-Las comunicaciones están preparadas capitana. Todos los sectores están esperando.

-De acuerdo -respondió la militar mientras se sentaba delante de un micrófono, tomó aliento y comenzó a hablar-. A todos los sectores, les habla la capitana Grumpy, al cargo de esta operación; seguramente todos habrán oído rumores o experimentado de primera mano lo que les voy a revelar, pero quisiera hacerlo oficial. El enemigo con el que nos enfrentamos no son civiles drogados, ni enfermos, ni paranoicos, sino muertos vivientes.

La gente de la tienda se quedó mirando con asombro a su superior, al igual que el zapador que le había acompañado. La militar siguió hablando.
-Sé que para algunos sonará a locura, pero me temo que nos hemos metido en medio de una batalla en la que no nos quieren, pero eso no evitará que intervengamos. A partir de ahora está autorizado disparar a matar contra todo aquel que no se identifique y no dé señales de vida.

2 comentarios

  1. no dijo que disparen a la cabeza…. jajajajajajajajajajajajaja, se los van a clavar a todos!!!

    • ja, ja… todo a su tiempo


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