La capitana Grumpy salió aceleradamente del despacho; la tentación de cometer una locura era demasiado grande. ¿Pero acaso no era también una locura lo que acababan de explicarle? Zombies, control de los medios, asesinatos en masa, experimentos con la población… Sin embargo, por desgracia, estaba en la naturaleza humana ser así de mezquinos e hipócritas. Mientras caminaba se seguía preguntando cuánto de lo que le había dicho el doctor era cierto y cuánto inventado; ¿en serio se arriesgaría el doctor a contarle todos sus planes así sin más? ¿O tendría otra carta guardada en la manga?
Cuando salió del edificio se tapó la vista con la mano haciendo de visera ante el sol que brillaba en lo alto del cielo impávido, observando la locura humana. Indicó a varios soldados que se acercaran.
-Nadie entra ni sale de este edificio sin mi autorización, ¿está claro? Tienen permiso para disparar si se resisten a seguir las órdenes -los soldados asintieron, era una orden un poco extraña, pero todo en aquella misión lo era ciertamente.
La militar debía tomar una decisión, o varias en realidad… Indicó a un alférez que estaba ¿haciendo qué? Daba igual, le indicó que se acercara.
-Búsqueme al jefe de zapadores y dígale que se reúna conmigo en la tienda de comunicaciones.
El alférez asintió para después dirigirse ella misma hacia la tienda. Nada más entrar indicó al teniente al cargo que preparara los equipos para conectar con todos los sectores a la vez.
-¿Hemos conseguido contactar con los sectores aislados? -preguntó la militar mientras daba las órdenes. El teniente asintió.
Al cabo de unos minutos el encargado de la unidad de zapadores se presentaba en la tienda tal y como le habían ordenado; la capitana Grumpy le indicó que le siguiera fuera de la tienda.
-Quiero que convierta los edificios que hay a nuestro alrededor en escombros, y que formen una barrera natural.
El zapador no ocultó su sorpresa.
-¿Disculpe? ¿Quiere que derribe edificios civiles y gubernamentales en medio de la ciudad?
La capitana Grumpt asintió.
-Sí, y lo necesito para ayer. Estoy pensando que los escombros formarán una especie de cadena montañosa pequeña, como una muralla, que hará más difícil acceder a este lugar.
El zapador, que no salía de su asombro, se rascó la cabeza mientras pasaba su mirada de su superior a los edificios y de nuevo a su superior.
-No sabría decirle, cada demolición es un mundo en sí. No podría asegurarle esos resultados. Y además me está pidiendo que lo haga de forma urgente… Derribar un edificio no es una tontería, no es cómo se ve en las películas, es un trabajo que lleva días, semanas. Hay que hacer estudios de toda clase. Pero no sólo me está pidiendo urgencia sino que lo haga en medio de la ciudad con el peligro para los civiles y nuestro personal que eso implica. Una carga mal colocada podría hacer que uno de los edificios se desviara y cayera sobre otros edificios o sobre la plaza. No creo que se pueda hacer cómo usted quiere.
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