Joseph reaccionó ante lo que Donald estaba implicando.
-¿No estarás insinuando que…?
Donald se agachó para acariciar la cara de Martha, la cabeza rodó sobre el torso del cadáver y se quedó parada a los pies de Donald ladeada. Fue entonces cuando pudo observar algo más, le habían abierto el cráneo por la nuca y le habían quitado el cerebro, podía ver el agujero y el vacío del interior de la cabeza. La vista estuvo a punto de volverle a hacer vomitar, pero consiguió resistir. Señaló la cabeza hueca.
-¿Te parece esto obra de un zombie? ¿De verdad?
-¿Pero por qué iban a hacer algo así? -preguntó Joseph intentando calmar a Donald.
-Para darnos una lección, por supuesto -dijo Donald irritado-, para indicarnos que somos vulnerables, y que para ellos sería muy sencillo matarnos cuando quisieran.
-¿Y por qué iban a quitarle el cerebro? -insistió Joseph que no podía creer lo que veía ni lo que escuchaba. Todo parecía ser tan surrealista.
-Y yo qué sé cómo piensa esta gente -respondió Donald-, a lo mejor para que no se convirtiera en zombie y nos matara y les quitara la diversión a ellos; a lo mejor para comérselo; o para decirnos que somos unos cabeza huecas intentando enfrentarnos a ellos.
Joseph permaneció en silencio. Escuchó ruidos de pisadas y gente que se acercaba. No podían dejar que vieran el cadáver de Martha. Se quitó la camisa y cubrió el cuerpo sin vida.
-Van a pagarlo -dijo Donald con fuego en los ojos-, ese maldito cabrón y sus amigos, van a pagar la muerte de Martha; se arrepentirán del día en el que se cruzaron en nuestro camino. Vamos a exterminarlos. Hasta el último de ellos.
Joseph se acercó a Donald y le puso la mano sobre el hombro.
-Tranquilízate, no sabemos si han sido ellos. Y aunque así fuera, no podemos hacer nada, tienen armas, y están mejor preparados que nosotros.
Donald se quitó la mano de Joseph.
-Me da igual que tengan un arsenal nuclear ahí dentro. Pienso ver esa base reducida a escombros, y a ese negro implorando por su vida. Seguro que hay más bases por ahí, llenas de armas. Y más supervivientes. Eso no será un problema, los que hay en esa base son gente malvada, merecen morir todos, no quieren compartir sus recursos y tratan a los demás como a basura. Arrasaremos ese sitio.
-Pero, pero…-Joseph no sabía qué decir para hacer cambiar de idea, o al menos calmar a Donald, nunca le había visto así.
-Aunque tenga que hacer de cebo y guiar a un ejército de zombies hasta las puertas de esa base -continuó hablando Donald-, pero esa base, y todos los de su interior van a morir. Y no habrá piedad para nadie.
Escondido, sin que nadie pudiera verle ni escucharle, él sonrió.
1 comentario
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La que se vá a montar….jeje, muy buena la historia.