El soldado cambió la vista de una de las pantallas gigantes de la sala que iluminó el Mediterráneo.
-Tenemos una decena de cruceros civiles -dijo mientras se iluminaban diversos puntos azules por todo el Mediterráneo-, cada uno llevando en su interior varias centenas de supervivientes. Por ahora parece que resisten sin problemas con los racionamientos, con lo que pueden pescar y con diversas incursiones rápidas a los puertos cercanos por parte de los soldados que les acompañan.
Luego pasó a una vista global a doble pantalla del planeta y diversos puntos marrones se iluminaron
-Los submarinos nucleares se mantienen en patrulla a la espera de acontecimientos. Y algunos se han ofrecido para misiones de exploración o de re-abastecimiento de supervivientes.
-Los grupos de ataque de la armada siguen a la espera -continuó informado el soldado-, algunos están anclados a las afueras de grandes ciudades: Tokio, Taiwan, Honk Kong, Barcelona, Washington, San Francisco, Nueva York, Liverpool, Marsella, Roma, Acapulco, La Habana, Rio, Montevideo… Sus informes de supervivientes no son halagüeños.
-Como era de esperar en ciudades masificadas -dijo pensativo Smith mirando el mapa-, nuestras megaurbes se han vuelto en contra y se han convertido en ratoneras y despensas para los zombies.
El mapa iluminó diversos puntos negros alrededor del planeta.
-Y luego tenemos las plataformas petrolíferas. Con la mayoría no hemos podido contactar… nuestros sistemas fueron diseñados para funcionar con equipos militares y no para comunicar con civiles… aunque en teoría si no han tenido muertos o no han sabido tratar con ellos podrían ser lugares aislados de supervivientes y refugios seguros.
Smith murmuró entre dientes:
-Tan seguros como trabajar en una central nuclear, ¿Qué sabemos del gran hermano?
-Silencio -respondió el soldado-, no sabemos nada de la mayoría de autoridades de los países. No sabemos si no quieren dar a conocer su estado por miedo a delatar su posición, o están muertos… o simplemente se han rendido y se han suicidado.
El soldado hizo una pausa, para continuar:
-Lo que nos preocupa, señor, es que no hemos podido contactar con diversos satélites… Bueno, en realidad eso no es cierto, la realidad es que se nos ha denegado el acceso a los mismos. Por ese motivo no podemos tener más datos o acceder a mejores redes de comunicación. Parece que alguien los está acaparando y no quiere que los usemos. Por ahora no hemos tenido éxito en intentar recuperar el control de los mismos.
Henry y Smith se miraron; el ingeniero fue el primero en responder.
-No, no creo que Gerald tenga nada que ver, desde el principio ha intentando acceder a esos satélites y por lo visto está bastante frustrado. Dado que eso nos daría capacidad de comunicación vía satélite con encriptación.
El general indico al soldado que continuara su informe de situación.
-La Endeavour sigue en órbita anclada a la Estación Espacial Internacional -continuó el soldado-, el centro espacial Kennedy en Florida se ha fortificado más de lo que estaba y mantiene informado a los astronautas a bordo de la EEI que por ahora no corren peligro, dado que el transbordador iba en una misión de re-abastecimiento.
-Je, quién diría que en estos momentos uno de los lugares más seguros sería ahí arriba -suspiró Smith ante la ironía.
Henry intervino.
-O en Alaska -dijo sonriendo y señalando el continente helado.
-Alguien tiene alguna teoría -dijo casi ceremoniosamente Smith indicando a Henry que continuara.