Jornada 7. De policías y militares (95)


-¿Sabes? –Comenzó a decir Alex- Estoy comenzando a ver un patrón. Allá por donde voy me cruzo con una masacre zombi. ¿Qué crees que ha pasado aquí?

El sargento miró a su alrededor bastante alterado.

-Supongo que hicieron una estupidez –respondió estudiando la escena- Como quedarse aquí a pasar la noche esperando el amanecer.

Alex imitó al militar y miró a su alrededor; a lo lejos se podía ver el comienzo de la autovía que estaba llena de coches abandonados en su mayoría. El sargento siguió hablando.

-Salieron deprisa y corriendo del castillo sin un plan de escape, se encontraron con que la autovía estaba semibloqueada y que era un riesgo meter un convoy de noche. Si el primer vehículo sufría un accidente el resto le seguían. Así que seguramente el comandante supuso que no era un riesgo quedarse en la rotonda tan cerca del centro comercial dado que al fin y al cabo todos los zombis estaban atacando el castillo, ¿verdad?

El policía asintió.

-Grave error. Hay zombis de sobra repartidos por toda la ciudad. Me imagino la escena. Aparcaron en círculo para tener todo el perímetro vigilado. Algún centinela vio a un zombi, se puso nervioso y disparó sin recordar el ruido que iba a hacer o de poner un silenciador. Seguramente un par de zombis escucharon el disparo y se sintieron atraídos. Luego cuatro, y luego todos los zombis de la zona vinieron andando o corriendo, como si supieran que tenían todo el tiempo del mundo.

Alex le dio un codazo al sargento y señaló hacia la cuesta que daba a la rotonda y en la que estaba situado el centro comercial. Un grupo de zombis bajaban andando por la misma en su dirección. Cogió los prismáticos para observarlos mejor. En el grupo había tanto muertos vivientes con el uniforme militar como vestidos de civiles o empleados del centro comercial con su uniforme correspondiente.

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